29 mayo 2006

¡Expulsado!

Esta es una historia verdadera. Sólo los nombres de los dos actores principales han sido ocultados para resguardar la integridad física y las vidas de quienes tuvieron el valor de asentar su testimonio como grave advertencia hacia aquellos estudiantes que contemplan inscribirse dentro de la Universidad Autónoma de Guadalajara quizá como último recurso después de no haber sido aceptados por otras universidades, sin imaginar jamás que caerán en un pozo sin fondo, sin imaginar que caerán en lo que puede terminar siendo la peor pesadilla de sus vidas.

Los sucesos ocurren a principios de la década de los ochentas, dentro de la Universidad Autónoma de Guadalajara. En la escuela de Derecho, lleno de ilusiones por forjarse para sí mismo una carrera profesional que llene a sus padres de orgullo, un joven de 20 años a quien llamaremos "Estudiante X" dedica casi todo su tiempo a sus estudios. Sus padres, al igual que los padres de muchos otros estudiantes que estudian dentro de la UAG, no son gente rica. Son padres de familia que con enormes esfuerzos y sacrificios están enviando a su hijo a Guadalajara para estudiar dentro esa universidad particular. Sus calificaciones son buenas, aunque no está entre los primeros lugares entre sus demás compañeros de clase.

Algunos compañeros suyos, originarios también de la misma ciudad desde la cual se trasladaron hasta Guadalajara para continuar con sus estudios, están con él y conviven no solo dentro de la Autónoma de Guadalajara sino que inclusive comparten un apartamento que tienen rentado entre varios para aligerar la carga de los gastos de su estancia y hospedaje en la ciudad de Guadalajara.

Es un fin de semana como cualquier otro. Un grupo pequeño de estos estudiantes del sexto semestre de la escuela de Derecho se pone de acuerdo para ir a Tlaquepaque para probar la famosa birria y escuchar la música de mariachis por la cual el estado de Jalisco es tan famoso. Todos ellos se conocen entre sí y sienten que hay plena confianza entre ellos. De regreso a la ciudad de Guadalajara, se dirigen a los apartamentos que tienen rentados y que comparten entre ellos, no sin antes comprar unas cervezas para seguir escuchando música desde la radio o quizá viendo el replay de un buen partido de futbol durante la noche. El Estudiante X, aunque no es muy afecto a perder su tiempo en diversiones dado que dedica casi todo el tiempo que puede a sus estudios, decide unirse al grupo de compañeros suyos para distraerse un rato de las pesadas labores de los estudios universitarios. El tiempo transcurre y las cervezas empiezan a agotarse, pero antes de que se terminen los estudiantes hacen una colecta y mandan a un compañero a traer más cervezas. La charla se vuelve amena, y el tiempo pasa volando, mientras que el humo ocasional de algún cigarrillo flota impregnando ligeramente la pequeña sala. Al calor de las cervezas, salen a relucir algunos chistes que varios de ellos tenían guardados para una ocasión como esta, y todo es felicidad y sana alegría estudiantil.

Ya en confianza, se platican entre sí sobre sus experiencias en la ciudad y en la escuela, y aunque algunos se mantienen reservados, el Estudiante X aflojado por varias cervezas siente que no hay nada que temer, y aprovecha la ocasión para expresar su desacuerdo con las clases que imparte un maestro de la escuela, el Maestro P. De hecho, ese maestro es un verdadero inepto como maestro, es un maestro solo de nombre, porque es incapaz de transmitir conocimiento alguno que valga la pena recordar o mencionar, pero hasta ahora nadie ha expresado a las autoridades universitarias su inconformidad con este individuo. En otra universidad más abierta, quizá tras un paro estudiantil de protesta el tipo podría ser removido y reemplazado por otro siquiera menos inepto. Sin embargo, en la Autónoma de Guadalajara esto no es posible. En esta universidad no hay huelgas ni hay paros, aunque la causa para llegar a tal extremo pueda estar bien justificada. Toda la planta de maestros en todas las escuelas de esta universidad, tanto los maestros brillantes com los imbéciles, deben su permanencia dentro de la universidad no al quedar bien con los alumnos dándoles una enseñanza que justifique las elevadas colegiaturas que ahí se cobran, sino al estar bien apoyados por las autoridades universitarias.

Tras expresar varios comentarios sobre otros temas, el Estudiante X expresa con cierta cautela su opinión de que la única razón por la cual el Maestro P sigue siendo sostenido en su materia pese a su manifiesta incapacidad para transmitir conocimientos, es porque posiblemente pertenece a esa sociedad secreta cuyo nombre se susurra en voz baja. De pronto, un silencio sepulcral, mientras los compañeros del Estudiante X intercambian entre sí miradas con las cuales parecen manifestar su aprobación, pero sin atreverse a pronunciar palabra alguna. Pasados unos minutos de tensa calma, los estudiantes recuperan la compostura, y acaban con las cervezas que quedan antes de despedirse para descansar el domingo preparándose para el siguiente día de clases.

Habrán de pasar algunos días después de ese fin de semana cuando al Estudiante X al momento de pasar listado el maestro de la materia le pide que por favor se reporte al departamento de servicios académicos, excusándolo de seguir en el salón de clases. Puesto que el Estudiante X está al corriente de sus colegiaturas y sus calificaciones son buenas, se pregunta qué podrá ser aquello para lo cual lo están llamando. ¿Será algún documento extra que le van a pedir para agregarlo a su expediente? ¿Habrá algún problema con aquella materia en la escuela preparatoria que tuvo que presentar en examen extraordinario? ¿Será porque alguno de los documentos tiene que ser notarizado?

Al llegar al departamento de servicios académicos, se le pide que por favor espere afuera, porque lo tiene que atender un funcionario de la universidad para cierta situación especial que se ha presentado con el Estudiante X. Y así, llega el mediodía sin que se haya presentado ese funcionario. Pasan las tres de la tarde, las cinco de la tarde, y empieza a anochecer. Pero en servicios académicos le confirman que el funcionario llegará, aunque uno a uno se comienzan a retirar las secretarias y los demás empleados menores. Y en efecto, el funcionario llega cuando son casi las diez de la noche, tras lo cual sin cruzar palabra con el Estudiante X entra a las ya solitarias oficinas de servicios académicos. A estas alturas, algo le dá muy mala espina al Estudiante X, siente que algo terrible está por suceder, algo que puede afectar el resto de su vida, pero decide no imaginar lo peor y esperar pacientemente. Tras una media hora, el funcionario lo manda llamar a la solitaria oficina y le pide que tome un asiento. Sin perder más tiempo, el funcionario le dice que a partir del día siguiente ya no se podrá presentar a continuar con sus estudios en la Universidad Autónoma de Guadalajara, porque ha dejado de ser un estudiante en dicha universidad. Al Estudiante X se le revuelve el estómago. ¿Por qué él? ¿Qué fue lo que hizo para que le salgan ahora con esto? El Estudiante X le demanda, le exije al funcionario que le explique las razones, los motivos, por los cuales está siendo expulsado, a lo cual el funcionario le contesta con sequedad que él no tiene por qué andarle dando explicaciones ni a él ni a nadie.

Indignado, el Estudiante X le demanda al funcionario que al menos se le permita terminar los estudios del semestre en el cual está inscrito, porque faltan solo unas tres semanas para los exámenes semestrales, y si no se le permite terminar con las materias del semestre entonces todo lo que invirtió en el pago de sus colegiaturas a la Autónoma de Guadalajara en los tres meses y medio transcurridos desde que comenzó el semestre será dinero perdido. Trata de hacerle ver que sus padres lo enviaron a estudiar en dicha universidad con grandes sacrificios, recordando también que cuando sus padres lo fueron a inscribir en dicha universidad ésta los recibió con los brazos abiertos asegurándoles que en ninguna parte de México estaría tan bien atendido el estudiante como en la Autónoma de Guadalajara. El funcionario, el cual parece tener un corazón de piedra, le dice que lo que piensen ahora los padres del Estudiante X le tiene sin cuidado. Aún más indignado, el Estudiante X advierte que no puede quedarse con los brazos cruzados, que recurrirá inclusive a una demanda civil de ser necesario en contra de la Autónoma de Guadalajara, no para que se le respete su condición de estudiante, sino al menos para que se le permita concluír con los estudios del semestre que está cursando. Entonces el funcionario le pide al Estudiante X que espere un poco mientras toma el teléfono para pedir la presencia de "otras" personas. Mientras llegan esas "otras" personas, el funcionario se queda mirando fijamente de forma amenazadora al Estudiante X. En la mirada del funcionario, hay algo que le hiela la sangre al Estudiante X, hay algo extraordinariamente maligno, hay algo increíblemente siniestro que no acierta a definir.

Tras una espera que pese a lo corta parece interminable, entran al departamento de servicios académicos tres individuos a los cuales el Estudiante X jamás había visto antes en toda su vida. Son individuos jóvenes, andan en sus veintitantos años. Pero son individuos con cara de pocos amigos. Uno de ellos trae una cadena. Otro trae un garrote. Y el otro trae un cuchillo. Ninguno de ellos hace esfuerzo alguno por ocultar las armas, por el contrario, quieren que el Estudiante X los vea armados. De pronto, de un golpe, uno de ellos arroja al Estudiante X al suelo disparándolo de la silla en la que se encontraba sentado. El gorila entonces le dice: "¿Sabes con quienes te estas metiendo? ¿Sabes con quienes te estás enfrentando? ¿Sabes lo que le puede ocurrir a los que se atreven a desafiar a nuestra universidad? ¿Tienes alguna idea de lo que hemos hecho con otros que se han atrevido a desafiar a nuestra universidad?"

Tras esto, el hampón que viene armado con un cuchillo levanta al Estudiante X del suelo y lo pone contra la pared, y hecho esto le pone la punta del cuchillo en su garganta casi picándolo hasta el punto de dejarle una huella ligera, diciéndole "¿Quieres que te mate aquí mismo? ¿Quieres que tus padres vengan a recoger tu un cuerpo muerto a Guadalajara? ¿Quieres terminar tirado en algún lugar desconocido con tu rostro desfigurado? ¿Quieres eso? ¿Quieres eso?"

Sentado en su cómodo y lujoso escritorio, el funcionario parece gozar enormemente del espectáculo. Parece gozar con el sufrimiento del Estudiante X. No le es posible disimular su mirada sádica. La expresión en su rostro es la de un hombre enfermo. Es aquí cuando el Estudiante X cae en la cuenta de que ésta es gente extraordinariamente peligrosa. No tiene la menor duda que se trata de gente que tiene sus manos empapadas con sangre, inclusive sangre de gente inocente. Es gente que inclusive ya ha matado, de eso no le queda la menor duda. El Estudiante X siente que lo que está viviendo es irreal, que eso no puede estar sucediendo, que todo eso es una pesadilla. Pero lo que le está sucediendo es real. Lo más incoherente es que en el escritorio del funcionario hay un crucifijo. ¿Que acaso no sabe este funcionario lo que predica la doctrina de Cristo? ¿Que acaso no saben él y sus matones que lo que están cometiendo es una arbitrariedad que va en contra de todo lo que pregona la Iglesia Católica?

De pronto, el Estudiante X siente que recibe un puñetazo en su cara con el cual cae al suelo. Ese puñetazo se lo dió el tipo que viene armado con una cadena. No le queda duda de que, además de ser individuos con mentalidad criminal, son gente cobarde, porque de ser gente valiente no tendrían que haber llegado armados con cadena, garrote y cuchillo. Y de ser gente valiente, no se habría requerido más de uno presente, pero esta gente solo actúa cuando tiene una superioridad numérica considerable a favor suyo. Tras el puñetazo sobrevienen otros golpes hasta que el funcionario les ordena detenerse. Tras esto, el funcionario le dice al Estudiante X que espere afuera de la oficina, mientras se decide qué hacer con él, indicándole también que por ningún motivo debe intentar huír, ya que las instalaciones de las oficinas universitarias se encuentran bien vigiladas.

Mientras el Estudiante X espera con ansiedad a que lo llamen de vuelta, gime calladamente de desesperación al ver que su mundo se le viene abajo. Alcanza a escuchar vagamente que desde dentro de la oficina encargada de los asuntos académicos, se oyen unas risotadas de burla emanadas de quienes están destruyendo sin misericordia alguna el porvenir de su víctima. Se están carcajeando como si lo que estuvieran haciendo fuera alguna cosa graciosa. Aunque se proclaman y se creen fieles devotos católicos, es raro el catolicismo que profesan, ya que no parece importarles el primer mandamiento del Decálogo Mosaico: "Amarás a tu prójimo como a tí mismo". En realidad, de católicos no tienen ni la fachada. Solo tienen su crueldad extrema, su falta de piedad hacia el prójimo, su regocijo en el sufrimiento ajeno, su masoquismo apoyado en las amenazas directas y la intimidación. No son en nada diferentes a los implacables y despiadados miembros de las S.S. que fueron comandadas en la Alemania Nazi por Heinrich Himmler, y de hecho cualquier parecido con tan diabólicas fuerzas del mal es considerado por ellos como un gran honor, porque es el ideal al que aspiran.

Se acerca la medianoche. El Estudiante X solo alcanza a escuchar las risotadas que siguen provieniendo detrás de la puerta cerrada de la oficina. Se distinguen vagamente unos chistes groseros, como el chiste de una mujer judía embarazada que anda buscando al padre de su hijo entre los mil soldados de un regimiento que tuvieron relaciones con ella , o el chiste de un soldado de la Unión Soviética con genitales más pequeños que los de una hormiga. Tras esto, se sobreviene un silencio, y el Estudiante X es llamado nuevamente por el funcionario universitario para que pase a las oficinas. Sin pedirle ni siquiera que se vuelva a sentar, el funcionario le muestra al Estudiante X una carpeta en la cual le asegura que están todos sus documentos universitarios que obraban en manos de la Autónoma de Guadalajara. Su acta de nacimiento, su certificado de preparatoria, su relación de materias cursadas en la UAG, su certificado de salud, en fin, todo. Pero al abrir la carpeta, se encuentra con algo que lo pone casi al borde del llanto. Sus documentos escolares están destruídos, hechos pedazos. El funcionario suelta una carcajada burlándose de la cara de desesperación del Estudiante X, a lo cual se le suman las carcajadas de los tres rufianes que lo acompañan en la oficina.

La desagradable sesión, que el Estudiante X no olvidará por el resto de su vida, se acerca a su conclusión, con el funcionario dándole las últimas advertencias: "Ni se te ocurra ir con la policía. Sabemos muy bien en donde vives. Sabemos muy bien en donde viven tus padres y tus hermanas. Y tú no quieres que les pase nada malo a ellos. ¿Verdad? Mucho menos se te ocurra ir con la policía. Tenemos gente nuestra metida en más lugares de los que te imaginas. Inclusive tenemos gente fuera de la ciudad de Guadalajara vigilando todo lo que sucede. Somos más poderosos de lo que tú te pudieras imaginar. No te vuelvas a parar nunca más por las instalaciones de la Autónoma de Guadalajara. Ninguno de tus compañeros de clase te deberá volver a ver nunca más por aquí. Hazme caso. Si desoyes lo que te estoy diciendo, tú podrías terminar muerto aquí mismo en Guadalajara mañana mismo. Y desde ahora te digo, que nadie en la policía de Guadalajara andará perdiendo el tiempo investigando tu muerte. Y no se te ocurra por ningún motivo contarle a nadie, ni siquiera a tus propios padres, lo que ha sucedido aquí, porque si algo sale de tu boca, creemelo que antes de terminar muerto te arrepentirás de haber nacido."

Tras esto, el Estudiante X sale hecho un mar de nervios de las oficinas de la Autónoma de Guadalajara, escoltado por los tres rufianes. Sabe que estos individuos han destruído su carrera profesional. Sabe que le han destruído su vida. Y ni siquiera le han dado explicación alguna sobre los motivos por los cuales se hizo merecedor a tan terrible tratamiento. Se arrepiente de haberse inscrito en esta universidad, a la cual maldice con todo su corazón. Maldice a la Autónoma de Guadalajara, maldice a sus funcionarios, maldice a los matones que trabajan para ella, maldice la impunidad con la cual actúan, maldice el momento en que se presentó aquí a su primer día de clases. Y a partir de este día, abandonará para siempre su fé católica, que es la misma que la que estos individuos dicen profesar. Porque si hay realmente un Dios ... ¿cómo permitió que estos tipos usaran a su hijo Jesús como escudo para cometer sus tropelías y barbaridades? ¿Por qué la Iglesia Católica no ha excomulgado a esta casta vil de individuos trastornados? De cualquier modo, siente que ha tenido suerte. Después de todo, podrían haberlo matado allí mismo. Y su cuerpo podría haber terminado en el anfiteatro de la escuela de Medicina de la misma UAG. Y sus padres no se habrían enterado de su desaparición hasta mucho después de haber terminado el semestre.

En realidad, las últimas preguntas que se hizo el Estudiante X antes de abandonar para siempre la ciudad de Guadalajara no son muy diferentes a las que se han hecho muchos que han dudado de su fe en algun momento: ¿Por qué permite Dios operar impunemente a individuos como el Padre Marcial Maciel que dándose baños de santidad no ha vacilado en usar sus hábitos sacerdotales para esconder su pedofilia abusando de niños indefensos a los cuales dejará traumados por el resto de sus vidas? ¿Por qué permitió Dios el holocausto de seis millones de seres humanos que no estaban en igualdad de condiciones de poder defenderse de sus verdugos? ¿Por qué permite Dios que opere una universidad como la Autónoma de Guadalajara amparándose bajo el falso catolicismo que profesan? Estas, desde luego, son preguntas sin respuesta para la mayoría de las personas. Quizá solo aquellos que realmente tienen aunque sea un poco de fé genuina, quizá solo aquellos que realmente han comprendido aunque sea en parte algo del verdadero mensaje de Jesucristo, podrán atisbar alguna respuesta a estas duras interrogantes. En cuanto a los demás, no hay peor Infierno que el quedarse con estas dudas por el resto de su vida.

La misma noche en la cual se le estaba destruyendo inmisericordemente su carrera profesional al Estudiante X, hubo una gran fiesta en la casa de uno de los dueños de la Autónoma de Guadalajara, en la cual estuvieron presentes casi todos los principales funcionarios académicos de la UAG con la asistencia distinguida entre sus invitados de lo más selecto de la sociedad jalisciense, gente de la alta sociedad, una celebración para festejar a lo grande el cumpleaños de uno de los hijos de Antonio Leaño Alvarez del Castillo, una alegre fiesta en donde hubo buena música, viandas exquisitas, y en donde no faltó la protección de todos los invitados al evento proporcionada con el patrullaje continuo en los exteriores de la residencia por los mejores elementos de las fuerzas estudiantiles de choque a los cuales la Autónoma de Guadalajara no les estaba pagando un solo centavo por los servicios de protección dados gratuitamente a quienes aún en medio de tanto boato no dejan de ser acosados por sus delirios de persecución; no tanto por la cosa de la "gran conspiración judía" que aunque suele quitarles el sueño de vez en cuando les ha servido para ir acumulando una enorme fortuna, sino quizá porque han hecho tanto mal que viven aterrorizados de que uno de los muchos seres humanos cuyas vidas han destruído pueda presentarse ante ellos para cobrar su justa venganza en contra de estos inhumanos individuos que lo destruyeron.

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Cada historia de expulsión en la UAG tiene necesariamente una contraparte. Detrás de la historia en la expulsión del Estudiante X, estuvo el "Estudiante T", quien décadas más tarde será acosado por los remordimientos de lo que él mismo provocó al servicio de una causa maldita.

Resulta que el Estudiante T fué precisamente el que estuvo presente en aquella reunión entre compañeros en la cual el Estudiante X expresó su desaprobación al inepto que tenían como maestro así como otras opiniones tales como que había que tomar lo bueno de la izquierda e inclusive del Marxismo como el concepto de una mejor distribución de la riqueza. Y he aquí que el Estudiante T enfrentó el mayor dilema de su vida. ¿Escribiría un reporte para delatar a su amigo, a su compañero, a su colega cercano? ¿O fingiría no haberse dado cuenta? En realidad no tenía opción para escoger, ya que si tomaba la decisión de no delatar a su compañero, entonces podía estar cometiendo el mayor error de su vida ya que su compañero el Estudiante X muy bien podía pertenecer a otra grupo de la sociedad secreta Tecos dentro de la misma escuela de Derecho independiente del grupo al cual pertenecía, y lo podían estar poniendo a prueba. Y si realmente lo estaban poniendo a prueba con el Estudiante X fingiendo ser un estudiante común y corriente cuando en realidad era otro estudiante reclutado dentro de los Tecos, entonces el no reportarlo podía ser tomado como un acto de traición. Y habiendo aceptado el "castigo del traidor" con su puño y letra en caso de no demostrar una lealtad a toda prueba, el no reportar al Estudiante X le podía terminar costando su propia vida.

En esta universidad cuna y refugio del nuevo rostro del fascismo en México, para que no se metan con uno no se puede hablar prácticamente de nada ante nadie. Y lo peor del caso, cualquiera puede ser castigado injustamente no solo por lo que hable, sino hasta por lo que piense o por simplemente ser lo que se es. Cualquier cosa que anote un estudiante en uno de sus cuadernos sin darse cuenta primero si está siendo espiado puede ser motivo para ser echado fuera. Su forma de vestir, sus preferencias sexuales, su posible ascendencia judía seis generaciones atrás, sus reacciones faciales al ser tratado cualquier asunto de política nacional en alguna reunión, sus intenciones de llevar a su novia a una clínica clandestina para que se practique un aborto, su pertenencia a alguna secta religiosa no-convencional. La lista es interminable.

Al Estudiante T en un principio, antes de ser reclutado dentro de la sociedad secreta de extrema derecha Tecos, los falsos puritanismos a veces le causaban risa y otras veces le parecían cosa propia de retrógradas, de cavernícolas. Pero ahora ya ni siquiera tiene ánimo para ponerse a pensar en estas cosas, ciertamente no cuando él ya paso a formar parte de la red de terror. Siente como si estuviese viviendo varias mucho tiempo atrás en los tiempos de la Alemania Nazi, trabajando como agente encubieto para la policía secreta alemana Gestapo. Siente que paulatinamente han ido deshumanizando su espíritu libre al grado de convertirlo en una bestia sin sentimiento, y posiblemente hasta una bestia tenga más sentimientos porque las bestias no son dadas a la traición de su propia especie en aras de un parásito que exije lealtad incondicional y obediencia ciega. ¿Y así se adjudica esta institución educativa para sí el generoso mote de Alma Mater? ¿Así van a misa para rezar fervorosamente o más bien simular en la casa de Dios que están rezando fervorosamente? ¿Cómo puede ser posible tanta hipocresía, tanto cinismo? Quizá porque dentro de esta universidad y la sociedad secreta que habita en ella se esconde tanta maldad. El mal solo puede engendrar cosas malas envileciendo a quien lo practica, aunque las intenciones originales hayan sido buenas.

Al Estudiante T no le cabe duda alguna de que su compañero el Estudiante X fué echado por algo de lo mucho que dijo en aquella reunión estudiantil que se suponía era entre camaradas en los cuales se podía confiar plenamente. Pero entre todo lo que dijo el Estudiante X al soltar la lengua, el Estudiante T ni siquiera está seguro de qué fue lo que detonó la iracunda reacción que condujo a la expulsión, porque fue mucho lo que dijo el Estudiante X al calor de las cervezas y casi todo lo que dijo fue apuntado por escrito en ese reporte con el cual lo delató, firmado al final con su seudónimo que solo puede ser utilizado en cosas relacionadas con la sociedad ultrasecreta a la cual pertenece. Ha escuchado de boca de algunos estudiantes de la Universidad de Guadalajara, esa "otra" universidad sostenida con fondos públicos, acerca de estudiantes que han sido expulsados de la UAG por cosas tan increíbles como el hacer burla del color de la camisa llevada por el Rector Luis Garibay a uno de los eventos llevados a cabo dentro de la UAG, o por pretender enamorar a una de las hijas de alguno de los funcionarios de alto nivel activos en la promoción de los intereses de la sociedad secreta que controla la vida estudiantil en la UAG. Antes, hubiera desechado tales afirmaciones como increíbles, elaboradas con el solo propósito de crearle mala fama a la Autónoma de Guadalajara, pero ahora no está tan seguro. Después de todo, ¿no fue el afamado escritor y poeta español Federico García Lorca una de las primeras víctimas de la represión fascista con la cual el Generalísimo Francisco Franco inauguró su estado policía en España?

Al estar en el último semestre de su carrera, el Estudiante T no puede dejar de pensar en aquél Estudiante X que debería estarse preparando para su graduación junto con él. Está consciente de que su delación le destruyó la vida a dicho estudiante. Al igual que a muchos otros estudiantes cuyas ilusiones también fueron hechas añicos por delaciones similares dentro de la Autónoma de Guadalajara. Esta consciente de que su traición desmoronó los sacrificios que hicieron los padres de aquél estudiante que con grandes sacrificios lo enviaron a estudiar a la UAG. Se siente sucio, se siente inmundo. Esto es algo con lo que tendrá que vivir el resto de su vida. Esto es algo que se llevará consigo a la tumba.

Lo que más le preocupa al Estudiante T es que, al estar haciendo tantas barbaridades con tanta impunidad sin castigo, la organización ultraderechista que controla todo lo que sucede dentro de la Autónoma de Guadalajara se sienta lo suficientemente segura para ir saliendo de sus confines con el propósito de ir controlando todo lo que ocurre fuera de ella no sólo en la ciudad de Guadalajara sino en todo el estado de Jalisco. Y de allí, extender su poderío por todo México. Porque esta gente es capaz de todo.


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NOTAS:

(1) Un estudiante de provincia o de la misma ciudad de Guadalajara que haya tenido la mala suerte (o la estupidez) de haber escogido a la Autónoma de Guadalajara como el lugar en el cual desea realizar sus estudios universitarios enfrentará por cinco largos años lo que puede ser una verdadera pesadilla: el riesgo latente de ser expulsado en cualquier momento por cualquier comentario o indiscreción que se le pueda salir de la boca, no importando ante quien haga tal comentario o indiscreción, porque una cosa que van aprendiendo los estudiantes de nuevo ingreso conforme van "desapareciendo" alumnos compañeros suyos a quienes de repente ya no se les vuelve a ver por allí nunca más es que, dentro de la Autónoma de Guadalajara, no se puede confiar en nadie, hay demasiados ojos, hay demasiados delatores, hay demasiados espías vigilando, y dada la secrecía con la que se manejan los adherentes a la secta ultrafanática de extrema derecha que cohesiona a estos seres al servicio de los dueños de la UAG, no es posible saber realmente quién entre sus compañeros está ocultando el terrible secreto de su membresía dentro de esa añeja cuan siniestra organización conocida como los "Tecos". Es como vivir en los tiempos de la Alemania Nazi, cuando los agentes de la Gestapo y los militantes del Partido Nazi se encargaban de vigilar y reportar cualquier cosa que pudiera considerarse contraria a la causa del Nazismo. Habiendo ya tantas opciones de ofertas educativas universitarias en todo México, resulta no sólo una tontería sino una verdadera locura el inscribirse en la Autónoma de Guadalajara con lo que ya se sabe en todo México sobre ella.

(2) Conocer a fondo la ideología ultrafanática que mueve a los verdaderos cerebros de la extrema derecha mexicana radicados en Guadalajara no es suficiente para tratar de congraciarse con ellos de alguna manera con el fin de por lo menos no tenerlos en contra, porque dentro de la UAG los criterios usados para irse en contra de alguien varían según el errático estado de ánimo de los dueños de la UAG. Por ejemplo, un estudiante familiarizado ya por la predilección que tienen los Tecos de la UAG por la literatura propagandística de ultraderecha tal como los voluminosos libros de Salvador Borrego, y que haya leído ya de principio a fin todos esos libros que pueda obtener, después de familiarizarse con esa literatura y sabiendo ya lo que les gusta escuchar a los Tecos se puede sentir tentado a simular una simpatía hacia lo que fué el Nazismo, alabar a la ultraderechista Falange española como la "salvadora" de España, condenar a los financieros de origen judío como "viles usureros", ensalzar la lucha llevada a cabo por los Cristeros en los años veinte, y hablar mal de las doctrinas de izquierda en todas sus variantes. Después de todo, esto es precisamente lo que les gusta escuchar. ¿No? Cualquiera que coincida con ellos en toda su plataforma doctrinaria es alguien que debería ser respetado por ellos. ¿No? ¡Pues NO! Porque si se encuentran a alguien así, y a los jerarcas se les ocurre pensar que tan enterado individuo estuvo asimilando todo lo que a ellos les gusta escuchar por tratarse de un judío o de algún hijo de algún masón o de algún izquierdista que está tratando de infiltarlos, entonces en el mejor de los casos ese estudiante se puede dar por expulsado sin importar la cantidad de años que lleve estudiando dentro de la UAG. Y esto es en el mejor de los casos. Porque si en sus delirios de persecución los Tecos y los dueños de la UAG ven a tal "sabihondo" como un peligro potencial que está tratando de infiltrarlos con el fin de exponer a su organización, entonces ese estudiante se puede dar por muerto. Y no habrá ninguna autoridad en la ciudad de Guadalajara dispuesta a invesigar el asesinato o la desaparición de ese estudiante, especialmente cuando se trata de un estudiante de la Autónoma de Guadalajara. Ante esta perspectiva, entonces uno supondría que lo mejor para quienes entran a estudiar allí es auto-censurarse y no comentar absolutamente nada con nadie. Manteniendo la boca cerrada todo el tiempo sería la mejor manera de que no se metan con uno. ¿No? No cruzando palabra con nadie es la mejor protección que se pueda dar a sí mismo un estudiante allí. ¿No? ¡Pues NO! Porque se les puede ocurrir que ese estudiante que no habla casi nada con nadie, que evita hacer comentarios y que no entabla conversación con otros estudiantes dentro de la UAG seguramente está ocultando algo muy gordo, algo muy serio, seguramente es un peligro potencial para la UAG. (Es importante notar aquí que los estudiantes Tecos están obligados a reportar en sus informes escritos cualquier cosa que pueda ser sospechosa, no sólo a quien haga un comentario sobre algo que no sea del gusto de los dueños de la UAG.) Y para no fallarle y estar seguros, pueden tomar con toda la naturalidad y toda la tranquilidad del mundo la decisión de expulsar a dicho estudiante sin mayor miramiento. Que al fin y al cabo ellos tienen todo el poder y el estudiante está totalmente indefenso ante tan monstruosa maquinaria. La cruda realidad es que ningún estudiante de la UAG sabe realmente qué es lo que pueda hacer o no hacer para evitar que lo expulsen al igual que como ha sucedido con otros compañeros suyos. Nadie está seguro allí. Y esta es tan sólo una pequeña visión microcósmica de lo que los dueños de la UAG quisieran que ocurriera ya en todo México, desde Yucatán hasta Baja California. Aunque esto último será a su debido tiempo si se logran salir con la suya. Para eso crearon la Organización Nacional del Yunque.

(3) En otros tiempos, cuando la Autónoma de Guadalajara estaba incorporada a la UNAM, si bien era una práctica común "desaparecer" en la UAG los archivos y la documentación de todos aquellos estudiantes que eran expulsados y amenazados de muerte, la información era recuperable porque en la misma UNAM había copia de los documentos estudiantiles de todos los que estudiaban en la UAG, de modo que era posible trasladarse hasta la Ciudad de México en persona para tramitar directamente ante la UNAM una copia de la relación de estudios con el fin de poder rescatar todo ese tiempo y dinero invertidos en la UAG buscando la revalidación de los estudios en algún otro plantel educativo dispuesto a aceptar entre sus filas al ex-estudiante de la UAG. Pero desde que, tras varios años de tensas relaciones entre la UAG y la UNAM, tras varios años de numerosas quejas ante las autoridades educativas de la UNAM de numerosos ex-estudiantes que se quejaban de que les habían "desaparecido" en la UAG todos sus documentos, tras la desincorporación de la UAG de la UNAM, todos los estudiantes que estudian en la UAG están al garete. A un estudiante de Medicina que vaya ya en el octavo semestre de sus estudios al cual hayan decidido expulsar, le pueden desaparecer ya todo su expediente con toda su documentación que obra dentro de la UAG. Todos, absolutamente todos los documentos originales que alguna vez entregó cuando se inscribió allí (certificado de preparatoria, acta de nacimiento, constancia de calificaciones, fotografías, etc.) pueden desaparecer en un instante junto con la relación completa de todas sus calificaciones en todas sus materias desde que cursó allí el primer semestre. Es como si nunca hubiera estudiado allí. Y el estudiante afectado no puede ir a quejarse ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos, porque la UAG es a fin de cuentas un negocio particular, no una dependencia pública, cuyos dueños pueden hacer lo que les dá la gana sin que nadie en México pueda o se atreva a marcarles el alto. Tampoco es una buena idea para un estudiante expulsado el tratar de ir a quejarse ante la Procuraduría Federal del Consumidor en contra de este infame negocio particular. Porque los dueños de la Autónoma de Guadalajara lo tienen perfectamente bien ubicado. Saben en dónde vive. Saben quiénes son sus padres. Saben en dónde estudió su preparatoria. Y se trata de gente despiadada sin escrúpulos, sin moral ni ética, gente que ordena y ejecuta sus tropelías y sus crímenes con la misma naturalidad y sangre fría con la cual sus idolatrados héroes Nazis conducían a sus víctimas a los hornos crematorios. Una demanda ante la PROFECO en contra de la UAG puede desatar represalias terribles. Y los dueños de la UAG cuentan con gente incondicionalmente a sus órdenes para instrumentar tales represalias. Se sienten intocables. Se sienten invencibles. Se sienten inclusive por encima de la Ley, porque ciertamente amparándose detrás de la autonomía con que pueden operar a diestra y siniestra desde el interior de su sede de operaciones está virtualmente lejos del alcance de la Justicia. Con tan solo levantar un dedo, alguien puede ser asesinado por órdenes de ellos sin temor alguno de que alguien los pueda llamar a rendir cuentas por sus actos. Esta sensación de poder absoluto para hacer lo que quieran con quienes estudian dentro de sus aulas es una de las cosas que los ha llevado a creer que, trabajando desde la clandestinidad, pueden hacer también lo mismo con todo México. Y esto último es, quizá, el mayor peligro que enfrenta la Nación entera.

6 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Das verguenza "Goliath" recurres al ad hominem para "defender" a esa pseudo-universidad asquerosa que no hace más que envenenar la mente de los jovenes?

Me das asco. Eres una verguenza para tu pseudo culto al que llamas catolicismo, que si de por si, no estuviera lo suficientemente putrido por si mismo, vienen sujetos como tu a demostrarnos lo que le hace a la mente de las personas.

jueves, 17 febrero, 2011  
Anonymous Anónimo said...

Es cierto lo que escribes en este post, lo malo, es que este post esta muy desactualizado... La epoca dorada de los tecos ha terminado.
Soy un orgulloso estudiante de Medicina de la UAG, preocupado porque por la desvanecencia de los tecos, ya no hay disciplina y hemos perdido plazas de los hospitales y no se persigue a aquellos que tuvieron que ver en eso. Es cierto, todavia hay tecos; cuando voy al Hospital Angel Leaño HAL es como volver al pasado, una epoca donde los tecos gobernaban. Todavia se siente la presion y la mirada entre las paredes...
Lo que es cierto es que el HAL ya no tiene pacientes, la facultad de medicina se esta cayendo de adentro hacia afuera, sus profesores y su PERSONAL DOCENTE debería EXIGIR MEJORES CONDICIONES DE TRABAJO Y VIDA, nosotros, estudiantes, MERECEMOS MEJORES INSTALACIONES.
Somos la facultad de la UAG QUE MAS INGRESA DINERO A LA UAG, Y NO RECIBIMOS NADA!
Si algun funcionario estuviera viendo esto esto, por favor, no es la voz de solo un estudiante, es la voz de toda una sociedad en la UAG. No pido que regresen los tecos, pido que la UAG vuelva a sus años dorados, pero por medio de la paz y una verdadera fe.

miércoles, 13 julio, 2011  
Blogger Spectator2006 said...

En relación a algunos de los párrafos enviados por el comentarista que remitió sus observaciones a esta bitácora el 13 de julio del 2011:

Si la percepción de que la época dorada de los Tecos ha terminado es porque ya no están haciendo las terribles maldades que antes acostumbraban hacerle al estudiantado en la mayor de las impunidades, ello no se debe a que hayan dejado de recibir bajo el cobijo de la clandestinidad y los grilletes de un terrible juramento de lealtad eterna el entrenamiento ideológico que los convierte en talibanes, o a que hayan decidido de la noche a la mañana que la libertad de pensamiento lejos de ser una amenaza para ellos y su forma de pensar puede ser una oportunidad para abrir la mente y enriquecer la diversidad de opciones permitiendo un mayor acercamiento a la verdad y el logro de nuevas soluciones a viejos problemas. Siguen siendo tan malditos hoy como ayer. Pero a partir del 2006, cuando las revelaciones de Spectator empezaron a salir a la luz, y cuando los Tecos superiores empezaron a comprobar que estas revelaciones coincidían con lo que ellos creían eran sus secretos perpetuos, y cuando se dieron cuenta de que estas revelaciones le estaban llegando al mundo entero vía Internet, por vez primera los terroristas de la extrema derecha de Guadalajara quedaron paralizados del terror al no saber a quién se estaban enfrentando en igualdad de condiciones. El mismo gran patriarca fundador de la demencia se fue a su tumba a mediados del 2010 (y muy posiblemente al averno) sin poder saber jamás nada acerca de esa espada de Damocles que tuvo colgando sobre su cabeza por cuatro largos años. Siguen siendo capaces de hacerle barbaridad y media a cualquiera de los estudiantes, que no haya duda alguna en esto. Pero a partir del 2006, saben que están siendo vigilados muy de cerca, y saben que cualquier trastada que cometan en contra de cualquier estudiante puede ser publicada y denunciada aquí para que el país entero y el mundo entero tomen conocimiento. Saben de sobra que si le hacen algún daño de cualquier tipo a cualquier estudiante entonces aunque lo tengan amenazado de muerte no pueden impedir que algún compañero de ese estudiante comunique aquí lo sucedido para que todo el mundo se entere. Se les acabó su secrecía, se les acabó su impunidad. Están mas encuerados que Adán y Eva en el paraíso. Y saben muy bien que si matan a alguien, por ejemplo algún Teco en el que ya no confían, esa trastada bien podrá ser la última que cometan y puede ser el principio del fin para ellos trayendo como consecuencia inclusive el cierre de su centro de operaciones, el desmantelamiento de la UAG. Saben perfectamente que Spectator no se tentará el corazón para denunciarlos, para exhibirlos, para exponerlos ante la mirada del mundo entero exhibiéndolos en toda su miserable calaña. En este sentido, la omnipresencia de Spectator sobre ellos ha tendido un escudo protector sobre todo el estudiantado e inclusive sobre todos los profesores de la UAG. A partir del 2006, los estudiantes están ya bajo la égida de Spectator, mientras que Antonio Leaño Reyes y su pandilla de criminales se encuentran en cierta forma maniatados. En este sentido, su época dorada de arbitrariedades sin fin ha llegado a una penosa conclusión. Los Tecos no se han ido, siguen allí, pero ahora tienen un bozal y una correa desde los de mero abajo hasta los de mero arriba, y Spectator no tiene intención alguna de aflojar la cuerda.

viernes, 22 julio, 2011  
Anonymous Anónimo said...

Va a estar muy cabron que les vayan a dobletear el sueldo a los maestros o que vayan a comprar equipo instrumental bien chingon que pueda competir con el que tienen en la UNAM o en el Tec de Monterrey, porque la uag no es mas que una maquinita para hacerle mucho dinero a los Leaño cuya voracidad no tiene limites. Los maestros, aunque sean muy buenos, que se chinguen, que se jodan, porque de algun lado tienen que salir las ganancias fabulosas para que los Leaño puedan vivir como multimillonarios. Y lo mismo va para todos los demas que trabajan para ellos, secretarias, empleados de limpieza, contadores, todititos por igual. De eso se trata el pinchi capitalismo predatorio y explotador que tanto defienden los Leaño y sus perros falderos, por eso le tienen tanto miedo al socialismo, porque un sistema socialista no les permitiria a los Leaño enriquecerse hasta reventar como sapos a costa de estar explotando miserablemente a sus propios trabajadores. Si pudieran, los Leaño se apoderarian de todo Mexico y todos seriamos sus esclavos. Son igualitos al pinchi progenitor que para eso fundo a la uag, para hacerse multimillonario hasta por los codos sin tener que andar comprando billetes de la lotería. Por eso nos ven a todos como sus pendejos. Son mil veces peores que el judio mas usurero, mas metalizado, mas voraz y mas explotador que se pueda encontrar en toda la superficie de este planeta. Y todavia asi tienen la desfachatez de andarle pregonando su ideologia medieval y sus pendejadas a los mismos a los que les quieren exprimir hasta el ultimo centavo, hasta la ultima gota de sudor, hasta la ultima gota de sangre. Por eso no quieren que Mexico cambie. Por eso han estado detras de su pinchi lacayo Emilio Gonzalez para hacerlo presidente, para seguir acaparando mas y mas hasta poder ser dueños de todo lo que puedan ser dueños. Miserables. Que bueno que el creador de estos articulos los ha puesto en su lugar mostrandole a todo el mundo la basura que son, tanto ellos como sus tecos sicarios. Son pura caca, son pura mierda, igual que su maquinita para hacer dinero, igual que los futbolistas que les venden sus nalgas a cambio de 30 miserables monedas de plata. Mexico no necesita de gente como esta, Mexico no necesita de cerdos de los cuales ya tenemos bastantes, como tampoco necesitamos de sus creencias fascistoides que son de lo peor. Al menos Marx murio con humildad en la pobreza pero con la frente en alto porque estos canijos desgraciados miserables a costa de explotar a sus propios maestros y secretarias y trabajadores parece que quieren terminar apoderandose de todo Mexico para poder vivir y morir en la opulencia encerrados y enterrados en un mausoleo con paredes de oro puro, y hasta mandandose hacer a si mismos estatuas como la que se mando hacer el Leaño number one para que se le pudiera adorar y se le pudiera venerar y se le pudiera rendir culto como si ese pinchi viejo caca maton y egolatra hubiera sido la gran cosa. Ah, y por cierto, no voy a poner aqui mi nombre, como tampoco lo hace el pinchi teco goliath que viene de cuando en cuando a darnos clasesitas de lo que es correcto segun el, siendo que el tambien es pura caca, pura popo pestilente hecha a imagen y semejanza de los mismos Leaños. Mejor le dejamos alli, porque ya hasta me estan dando ganas de vomitar. uuaagggg!!!!

sábado, 06 agosto, 2011  
Anonymous Anónimo said...

A todos los compañeros estudiantes en la Universidad Autónoma de Guadalajara en todas las escuelas y en todos los niveles superiores:

Este es un aviso de alerta redactado a raiz de algo muy desagradable que le sucedio a un estudiante de nuevo ingreso y de lo que yo mismo fui testigo sin poder hacer algo para ayudarlo.

Por favor, por lo que mas quieran, si son dueños de telefonos celulares con camara fotografica integrada, no tomen fotografias con su celular de nada ni de nadie cuando esten dentro de un campus de la UAG, nada para un album del recuerdo, o mejor todavia, ni siquiera lleven sus celulares o sus Blackberrys al campus cuando vayan a clases o alguno evento dentro del campus aunque les digan y les juren que no habra ningun problema en ello lo cual es UNA MENTIRA, claro que si puede haber problemas, y muy serios. A lo mejor estan paranoicos y creen que cualquier foto que se tome dentro de las instalaciones de la UAG o de los maestros y funcionarios de la UAG pueda ser enviada a periodistas como los redactores de estos documentos. Compañeros: si usan laptops cuidense mucho con lo que traigan almacenado en sus laptops. Recuerden que estando dentro del campus los gorilas encargados de seguridad que pueden hacer con nosotros lo que quieran les pueden recoger en cualquier momento sus laptops para revisar no solo todo lo que tienen cargado en el disco duro sino para ver tambien el historial de todos los sitios que han estado visitando en internet, sitios como este, y si les caen en la maroma las consecuencias pueden ser muy malas. No se confien de nadie. Nunca, nunca, nunca se confien. De plano es mejor tener dos laptops y dos celulares, una laptop y un celular para usarlos en plena confianza y en plena libertad cuando estan en sus casas o muy lejos de un campus de la UAG, y una laptop y un celular casi en blanco para uso exclusivo dentro de un campus de la UAG. Tengan mucha precaucion con las conexiones inalambricas que hagan a internet mientras esten dentro de un campus de la UAG. De plano aqui no hay ninguna privacidad en nada. Cuidense mucho, no se expongan a peligros y riesgos, y no confien en nadie porque dentro de la UAG las paredes oyen y hay muchos ojos y muchos oidos vigilando todo lo que decimos y hacemos desde que entramos hasta que salimos. Y si estando dentro de un campus de la UAG ven que le recogen a uno de ustedes su celular o su Blackbery o su laptop, ni siquiera piensen en ir a poner una denuncia a la policia de Guadalajara, seria una estupidez y una perdida de tiempo que solo complicara las cosas y no ayudara en nada, y lo menos a lo que se exponen es que les devuelvan el celular o la laptop destruida hecha pedazos con esos infelices desgraciados carcajeandose presumiendo su prepotencia y su intolerancia porque asi son esos jijos de la chingada, una bola de cobardes montoneros que solo son muy machitos actuando en bola como manada de lobos al acecho de los mismos estudiantes desprevenidos que les pagan sus salarios con las colegiaturas que cobran.

domingo, 21 agosto, 2011  
Anonymous Anónimo said...

Despues de enterarme de todas estas cosas, verdaderamente estoy muy orgulloso de ser un estudiante de tiempo completo que pertenece a la Universidad Nacional Autónoma de México, recientemente clasificada como la mejor universidad de Latinoamerica, una universidad pública del pueblo y para el pueblo que ha crecido y prosperado hasta las nubes gracias a que aquí se practica una total libertad de expresión sin ningún temor de que nadie pueda ser expulsado por su modo de pensar o por sus orientaciones sexuales o por estar a favor del aborto o por usar una minifalda cortita, una universidad en donde ningún estudiante es obligado ni presionado a comprar boletos para los partidos de futbol del equipo Pumas y por el contrario los que vamos a apoyar a los Pumas vamos de muy buena gana por nuestra propia y libre voluntad porque queremos mucho a nuestra Alma Mater. Lo increible es que todo lo que aquí disfrutamos en la UNAM con amplios beneficios y una educación de primera es casi gratuito, mientras que lo que tienen los estudiantes de la UAG es una escuela de quinta cobrando colegiaturas como si fuera de primera. Que bueno que la UAG quedo desincorporada de mi UNAM y ya no puede expedir títulos profesionales de la UNAM, esa caricatura de universidad no merecía estar incorporada a la UNAM ni merecía expedir títulos profesionales de la UNAM. La gloria a la gloria, la mierda a la mierda, la escoria a la escoria.

miércoles, 05 octubre, 2011  

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